¿En qué piensas cuando hablamos de unadominatrix? ¿Cuero negro, látigos, cadenas y azotes? La realidad es mucho más compleja y esconde mil y un recovecos. Hemos hablado con la ex-dominatrix (o "dómina" como también se las conoce), Nichi Hodgson. ¿Quieres saber lo que nos contó?
Nichi trabaja actualmente como periodista pero, durante años, ejerció como dominatrix. Acaba de publicar un libro muy revelador, Bound to You,donde relata sus experiencias y habla acerca de las nuevas tendencias de dominación, feminismo, y las cosas más raras que le han pedido... ¿tienes curiosidad por saber cuáles son?
¿Qué implica ser una dominatrix?Yo era una vanilla dominatrix, algo ligeramente distinto al estereotipo habitual de dómina. Formo parte de una nueva tendencia de dominatrices cuyas prácticas se basan más en el control mental de los hombres que en látigos y cadenas. Llevaba ropa de oficina, o la ropa que usaría para ir a un bar, y nunca terminaba con penetración, aunque sí con otro tipo de actos sexuales. Controlaba y manipulaba a los hombres, pero de una manera sensual. Todo se basaba en la restricción y la frustración. Tenía alrededor de cinco clientes por semana, con los que quedaba en su casa, en hoteles, en pisos compartidos con otros compañeros o incluso en algunas mazmorras del este de Londres que se pueden alquilar.
Nichi trabaja actualmente como periodista pero, durante años, ejerció como dominatrix. Acaba de publicar un libro muy revelador, Bound to You,donde relata sus experiencias y habla acerca de las nuevas tendencias de dominación, feminismo, y las cosas más raras que le han pedido... ¿tienes curiosidad por saber cuáles son?
¿Qué implica ser una dominatrix?Yo era una vanilla dominatrix, algo ligeramente distinto al estereotipo habitual de dómina. Formo parte de una nueva tendencia de dominatrices cuyas prácticas se basan más en el control mental de los hombres que en látigos y cadenas. Llevaba ropa de oficina, o la ropa que usaría para ir a un bar, y nunca terminaba con penetración, aunque sí con otro tipo de actos sexuales. Controlaba y manipulaba a los hombres, pero de una manera sensual. Todo se basaba en la restricción y la frustración. Tenía alrededor de cinco clientes por semana, con los que quedaba en su casa, en hoteles, en pisos compartidos con otros compañeros o incluso en algunas mazmorras del este de Londres que se pueden alquilar.
![]() Sus inicios como dominatrix
¿Cómo te metiste en esta práctica y te profesionalizaste en ello?Un día conocí a alguien que trabajaba de dominatrix. Me ofreció trabajar como asistente suya, yo no tenía ingresos y sentía curiosidad. Una vez que empecé, me di cuenta de que podía hacer mucho dinero y, a la vez continuar escribiendo de manera independiente. Lo haría de nuevo si me viese en la misma situación.
¿No era más fácil trabajar de camarera?
Ganaba alrededor de 250 euros en una hora, lo que podría haber ganado de camarera durante una noche entera.
Fue un genial descubrimiento de la comprensión de la naturaleza humana, la mente masculina y la sexualidad.
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